Por Hugo Santiago/Revista La Neta
Opinamos que los dos últimos años el Municipio de Tlahuelilpan se ha quedado en el rezago, en comparación de los municipios vecinos.
En la segunda mitad del gobierno 2012 – 2016, el edil Jaime Moreno Contreras pareciera que ha frenado la máquina, que iba a media velocidad pero avanzando con rumbo, y hoy parece que olvidó sus promesas de campaña y que le está quedando a deber al pueblo que le dio su confianza en las urnas.
En la última etapa de su gestión, existe una notoria carencia de obra pública, mientras que hay quejas de deficiencias en algunas de las obras realizadas. En el ramo de la gestión, se desconoce que recursos extraordinarios han sido aterrizados y que son sumamente necesarios, pues el techo financiero de Tlahuelilpan, es muy minúsculo e insuficiente.
Esto, contrasta con los 2 primeros años de gobierno, cuando hubo importantes obras públicas y gestiones ante diputados y dependencias federales, que detonaron resultados -por citar un ejemplo-, en la Unidad Deportiva, instituciones educativas y calles que fueron pavimentadas.
Por otro lado, la inseguridad, la suciedad en las calles, le exceso de baches y de fauna nociva, son tristes realidades que diariamente tiene que enfrentar la ciudadanía, ante lo que pareciera un desinterés de varios de los funcionarios municipales.
Hechos que contrastan con los discursos demagógicos del edil, quien pareciera que con palabras pretende disimular los problemas municipales.
Sin embargo en cuestión de administración también hay deficiencias, prueba de ello es que en el 2013 se detectaron observaciones económicas al municipio por 3 millones 876 mil 743 pesos, según el “Informe del Resultado de la Revisión a la Cuenta Pública 2013 del Municipio de Tlahuelilpan” - cuya copia tiene esta revista-, realizado en por la Auditoria Superior del Estado de Hidalgo (ASEH).
En este documento también señala que hubo errores y omisiones en los registros, deficiencias en los controles y en materia de transparencia e incumplimiento de los programas (40), entre los que destacan los siguientes: “Deficiencias en el control interno, Deficiencias en el procedimiento de adquisiciones y servicios, o adjudicaciones fuera de norma, Falta de autorización de las erogaciones, Falta de difusión y/o actualización de la información pública”.
Además de “Falta de documentación justificativa de las erogaciones, Falta o errores en la elaboración de conciliaciones bancarias, Falta o Inadecuada integración, control y resguardo de expedientes, Falta, insuficiencia o entrega extemporánea de garantías, Incumplimiento a la Ley de Ingresos y, en su caso, Cuotas y Tarifas aprobadas, Incumplimiento en el procedimiento de adjudicación de obras públicas y servicios relacionados con las mismas”.
También detectaron: “Incumplimiento en la ejecución de obras públicas y servicios relacionados con las mismas, en obras por contrato, Incumplimiento en la ejecución de obras públicas realizas por convenio ciudadanos de obra, Incumplimiento en materia de armonización contable”, entre otras deficiencias.
Sin embargo a pesar de estos errores detectados, que se atribuyen a la tesorería, algo inaudito aparece en la nómina del ayuntamiento: la tesorera gana más que el presidente municipal.
Según el “Tabulador de sueldos, salarios, honorarios y dietas mensuales por puesto” -cuya copia posee La Neta-, la tesorera municipal Nazaria Petra Mendoza tiene una remuneración mensual bruta de 20 mil pesos; mientras que el alcalde Jaime Moreno apenas gana 18 mil pesos al mes.
En tanto resulta curioso que el alcalde posea un asesor, Emilio Quijano Porras, que gane 14 mil pesos al mes; mientras que un funcionario, director de área, perciba en promedio 10 mil pesos de sueldo.
Sobre la historia de los asesores del alcalde, cabe recordar que en el arranque de la administración, Moreno Contreras también contó con un asesor y gestor, ya despedido, que se vio implicado en el fraude de la venta de supuestas plazas en Pemex.
Ante esta situación, urgiría que Moreno Contreras se ponga las pilas, realice un reordenamiento de la administración, recuerde sus promesas y compromisos de campaña, para que concluya de la mejor manera la última etapa de su gobierno, pues consideramos que “el enfermo aún tiene cura”.
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