¡Vámonos a la revolución!


Nuestros ancestros en la lucha centenaria

Por Hugo Santiago/Revista La Neta


TULA DE ALLENDE, Hgo.- Al grito de ¡Vámonos a la revolución!, muchos de los ancestros de los actuales habitantes de la región sur del estado de Hidalgo, abrazaron la lucha de la Revolución Mexicana de 1910; y de la cual el próximo 20 de noviembre se cumplen los primeros 100 años de haber iniciado.


Desafortunadamente los testimonios de quienes vivieron aquella revuelta encarnizada por diversos intereses, pero que terminó con el porfiriato y llevó al país a una nueva época, se han perdido, quedando únicamente memoria de ellos en los libros y monografías que se han editado.


Sin embargo se sabe que una buena cantidad de los habitantes de la región en las primeras décadas del siglo XX, derramaron sangre en los campos de batalla por la causa revolucionaria.


La investigadora Adriana Mota López, establece en su Monografía Histórica de Tezontepec de Aldama, que según la tradición oral Juan Cornejo Domínguez participó en la revuelta; siendo primero soldado porfirista y luego de un incidente en donde asesinó a un prójimo en defensa propia, fue sentenciado a muerte.


Logrando escapar antes de cumplir la pena capital, para unirse a las fuerzas del coronel villista Pánfilo Natera. Después, aparentemente, tomo parte en la Toma de Zacatecas; donde encontró la muerte en las faldas del Cerro de la Bufa un 23 de junio de 1914, aunque narran que su cuerpo jamás fue encontrado.


La historiadora también indica que el célebre político tezontepense Arcadio Cornejo Simón, participó en la memorable lucha revolucionaria, en contra de la rebelión delahuertista de 1923, al lado de Álvaro Obregón.


Supone Mota López en su obra, que Arcadio Cornejo se incorporó a las fuerzas del coronel Matías Rodríguez, a quién Obregón había mandado combatir en Hidalgo a las fuerzas de Adolfo de la Huerta. Posteriormente iniciaría su larga vida política, en la que llegó incluso a ser Senador de la República.



La revolución en la región de Tula


En esta guerra civil, dos fueron las fuerzas que denominaron en el panorama hidalguense, villistas y carranzistas; sin embargo el zapatismo también hizo su aparición en nuestro estado, sobretodo en la región sur.


Los campesinos de ese entonces abrazaron la causa zapatista, ante las invasiones que los latifundios hacían a sus tierras; de hecho, según el investigador Javier Hernández en su libro Organización Campesina y Lucha Agraria en el Estado de Hidalgo, el primer reparto agrario en la entidad se realizo en la zona sur de Hidalgo, en plena lucha armada.


Esta repartición la hicieron Melchor Camacho de Tecozautla y Arturo del Castillo de Mixquiahuala, en los municipios de Tetepango, Ajacuba, Tlaxcoapan, Tezontepec, Tlahuelilpan, el propio Mixquiahuala y Chilcuahutla, el 2 de enero de 1915.


Se sabe también que el efecto de la revolución mexicana generó que varios de los ranchos y haciendas de la región, fueran vendidadas por sus dueños, mayoritariamente españoles, o que finalmente fueran repartidas como ejido, luego de ser expropiadas sus enormes extensiones territoriales.


Los zapatistas ingresaron al territorio hidalguense, el martes 3 de octubre de 1910, cometiendo depredaciones en los lugares por donde pasaban, y por lo cual varias familias pudientes de la región, al enterarse de su arribo, salieron huyendo de sus casas llevándose sus objetos mas valiosos.


Sin embargo los zapatistas también sufrieron embates, y a la llegada al poder de Jesús Silva como gobernador del estado, combatió contra ellos en la entonces Villa de Tula, hoy Tula de Allende.


Entre los destrozos de la revolución que se le achacan a las fuerzas leales del general Emiliano Zapata, se encuentra el incendio de la Estación de El Salto, en Tepeji del Río, Distrito de Tula.


Para 1911, el presidente de la república Francisco Ignacio Madero, pasó por Tula rumbo a su entrada triunfal a la Ciudad de México, siendo recibido por el gobernador Silva.


Tres años después, en 1914, Tula recebaría también al general Álvaro Obregón, pero esta vez fue recibido por su homologo militar, Nicolás Flores. Un año después ordenaría el “Manco de Celaya” establecer un cuartel general en esta población, con el cuerpo castrense que mandó.


Se tiene el reporte que debido a los enfrentamientos entre los diversos caudillos, las traiciones y la agitada vida política del México de entonces, en varias ocasiones se suspendió el servicio de ferrocarril en las estaciones de Tula y Bojay, restableciéndose el servicio de pasajeros normalmente en 1917.

Comentarios

  1. Gran articulo, oye tendrás el documento de Adriana lopez mota que mencionas en tu articulo?

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