Por Hugo Santiago
TEPETITLÁN, Hgo.- Una placa olvidada por el tiempo es el único recuerdo que queda en el municipio de Antonio Centeno, Coronel que tras ser derrotado por las fuerzas Realistas en 1811, en una batalla cerca de la Hacienda de Tlahuelilpan, murió a inicios de la lucha de independendencia, sembrando la semilla de la insurgencia entre los hidalguenses de aquella época.
Comisionado directamente por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, el Coronel Antonio Centeno fue enviado a finales de 1810 a la región de los llanos de Apan, para iniciar el movimiento de independencia en esa zona, que era considerada primordial, por su riqueza pulquera que abastecía del producto a la capital del virreinato.
El militar oriundo de Calpulalpan, y que se hacía llamar "Capitán Comandante de los Reales Ejércitos de América”, comenzó a insurreccionar el altiplano hidalguense, acompañado por sesenta y cinco hombres a caballo, quienes recibieron para defender la causa de independencia, escopetas y trabucos.
Aunque no existe una gráfica precisa de su apariencia, los anales de la historia narran que gracias a su carisma, sus sentimientos nacionalistas y su don de gentes, Antonio Centeno conquistó la voluntad de muchos de los peones de las haciendas de los llanos de Apan, para la lucha de independencia.
Cansados de la explotación de sus patrones, la mala paga, y ya que los hacendados eran mayoritariamente españoles, los hombres del altiplano se unieron sin mayor oposición a los insurgentes, bajo el mando del Coronel Centeno.
Tras unificar la fuerza libertadora y reaccionaria con arrieros, peones y campesinos, los ricos hacendados sintieron duramente lesionados sus intereses, debido a la pérdida de trabajadores a quienes explotaban para obtener jugosas ganancias, mediante la venta del pulque y otros productos, que les permitían tener un estilo de vida exageradamente oneroso.
Sobre la religiosidad y caridad de Antonio Centeno, detallan las fuentes que el 7 de mayo de 1811, cuando el comandante insurgente llegó a Singuilucan, lo primero que hizo, fue dirigirse a la Iglesia para venerar al Santo Cristo de este lugar.
Y probablemente estando en una profunda reflexión devota en el interior del templo, se percató que la cruz del nazareno se encontraba en pésimas condiciones, por lo cual entregó al párroco una bandeja de plata para pudieran reparar el instrumento donde expiró el mártir del Calvario.
Posteriormente Centeno repartió entre los vecinos del lugar, de condición muy pobre, ocho cargas de trigo que llevaba consigo, y puso en libertad a los ocho presos que estaban detenidos, retirándose pacíficamente de Singuilucan.
Entonces el Coronel de Calpulalpan emprendió la marcha en busca del sobrino de Ignacio Aldama (lugarteniente de Miguel Hidalgo), Mariano Aldama, quien juntó con los hermanos Villagrán peleaban por la Independencia de México, en el norte de lo que hoy es el Estado de Hidalgo.
Centeno realizó acciones militares en Tulancingo, Calpulalpan, Huauchinango y Apan, para perecer como paladín y héroe de la independencia, en el municipio de Tepetitlán.
Cuentan las crónicas que cerca de la hacienda de Tlahuelilpan, las fuerzas realistas financiadas por el Conde de la Cortina al mando de Vicente Fernández, sorprendieron a Centeno y lo derrotaron, provocando que pereciera.
Sin embargo, sobre su muerte existen varias versiones, una de ellas señala que murió en una batalla celebrada el 23 de junio de 1811, posiblemente en combate en los matorrales de Tepetitlán.
Por otro lado la historiadora Virginia Guedea indica en su obra “La Insurgencia en el departamento del norte y los llanos de Apan”(México, de la Universidad Nacional Autónoma de México), que “se disparó un tiro en la cabeza al verse derrotado, mientras gritaba amenazas y bravatas”, seguramente en este mismo municipio, donde fue levantada una placa en su memoria.
En tanto que la placa levantada en los años ochentas del pasado siglo sobre la carretera Sayula – Tepetitlán a las faldas del Cerro del Calvario, asegura que Antonio Centeno murió en combate en este lugar, un 24 de mayo de 1811, en el territorio del actual municipio de Tepetitlán.
En algo que coinciden los historiadores, es que el sacrificio de Antonio Centeno, en lugar de apagar los ánimos de la lucha de independencia, los reavivó y sembró la semilla de un movimiento insurgente que 10 años después vería culminada su empresa, con la consumación de la Independencia de México y la liberación del yugo español.
Grax, que inforacion mas interesante y util. Me ayudo muchisimo en mi inestigacion.
ResponderEliminarMuy practica ademas, pues contiene todas las versinoes de su muerte.
Espero la pagina siga teniendo tanto exito como ahora, y que siga conteniendo informacion tan util e interesante como esta.